Esta alegoría encapsula las melodías sagradas que evocan la libertad, fomentando danzas, rituales y ofrendas impregnadas de gratitud y reciprocidad hacia la naturaleza. Estas armonías son canalizadas por hombres andinos y amazónicos, resonando a través de festivales ancestrales que desbordan con la exuberancia de la existencia en armonía espiritual y física. Estas celebraciones sirven como actos profundos de aprecio, entrelazando de manera fluida a los seres humanos en el tapiz de la naturaleza y el cosmos, un gesto integral de armonía universal.
